Le pongo tres estrellas por el sitio y la decoración. Si no, le pondría una. El hotel por las fotos nos parecía el lugar ideal para pasar unos días de descanso y relax, así que pensábamos que disfrutaríamos muchísimo de un trato exquisito y un lugar maravilloso, pero no fue así. No es como en las fotos de promoción. No es un gran lujo ni por asomo. Podríamos decir que es un 4 estrellas superior pero no un cinco y mucho menos un gran lujo. Para empezar el hotel es precioso. La ubicación perfecta. Los jardines son una maravilla y deben ser una gozada para el verano. El desayuno está bien pero no es nada remarcable. Productos de buena calidad pero pocas alternativas. Por ejemplo, solo hay zumo de naranja. No hay opciones sin gluten, solo el pan que tienes que pedir y llegó medio congelado por dentro y era malísimo. Es mejor el que se compra en el supermercado. Las habitaciones son espaciosas y están muy bien decoradas y muy limpias. Hay una zona con un par de silloncitos aunque más como decoración que otra cosa, porque no son cómodos para sentarse. Pero no tiene detalles de habitación de lujo. Por ejemplo no puedes elegir almohada, como en la mayoría de hoteles de 5 estrellas. No puedes controlar la temperatura de la habitación y hace bastante calor y si pides que bajen la temperatura mueres de frío. No hay un espejo de cuerpo entero. Las luces de la cama se encienden y apagan las dos a la vez, así que si uno quiere dormir y el otro leer pues no se puede. No hay Toiletries más allá de un gorro de ducha, y un vanity kit. Pero si necesitas, por ejemplo, pasta de dientes tráetela. Y si necesitas cualquier otra cosa la tienes que pedir en la recepción. Y pedirla es un problema. Las habitaciones están muchas en otro edificio, no en el principal, así que tienes que salir y cruzar el jardín para cualquier cosa del edificio principal, incluyendo la recepción. Además el teléfono de la habitación no funcionó hasta el último día de los 5 días que estuvimos allí. Y pedimos dos veces que lo arreglaran. Pero lo más decepcionante fueron las zonas comunes en las que pensábamos disfrutar de paz y relax, que no son como en las fotos. Son pequeñas y además estaban llenas de cosas: Sillas acumuladas en el lobbie, tronas en una esquina,… . El salón de la chimenea está conectado con el lobbie y el bar así que es todo menos tranquilo y estaba lleno de mesas, sin casi sitio para sentarse, más teniendo en cuenta que el hotel estaba lleno. Imposible disfrutar de un rato frente a la chimenea. Un día pedimos en el bar un par de consumiciones y tuvimos que pedir que nos trajeran algo para acompañar la consumición. En otros sitios esto es algo automático. Tampoco hay sitio para, por ejemplo, leer. Hay una sala donde había libros, juegos de mesa y una mesa de billar cerrada (colocada como mesa de reuniones) con sillas alrededor. Intentamos sentarnos allí a leer un día y a los 10 minutos y sin preguntar siquiera si nos importaba, dos personas del staff abrieron la mesa d
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